Este si es de Millás.

sobresueldos ¿Saben aquel que diu de un operario que era llevado a juicio por blasfemo? Se había cagado en Dios cuando su compañero de trabajo, en un descuido, dejó caer sobre su espalda desnuda un chorro de plomo al rojo vivo. El acusado, que negaba los hechos, aseguró que al notar correr por su piel el ardiente líquido, se había limitado a decir: “Por favor, Pepe, lleva un poco de cuidado con el plomo”. El juez no le creyó. Tampoco nos creería a nosotros si negáramos habernos cagado en todo al enterarnos de los sobresueldos que 40 dirigentes del PP, en compañía de Alí Babá, cobraron entre 1990 y 2011: unos 22 millones de euros se repartieron los mismos que predicaban la austeridad y proclamaban que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, los mismos que aseguraban que era preciso moderar los salarios, los mismos que han acabado con los derechos de los trabajadores.

Y no es que cobraran esa pasta en concepto de sueldo o como complemento de productividad, qué va, esta gente no ha producido nada que justificara tales emolumentos, signifique lo que signifique emolumentos. Cobraban porque sí, por señoritos, y para complementar la escasa nómina que ya les pagábamos usted y yo por apretar un botón en el Congreso. Todavía una cosa: el sobresueldo oscuro provenía asimismo, en gran medida, de los fondos públicos alimentados por los impuestos de usted y los míos. Esa panda de ladrones (presuntos), ahora en el Gobierno o en sus cercanías, son los mismos que nos han bajado el sueldo para resultar competitivos, los mismos que nos han subido los impuestos para sacarnos los hígados y los mismos que están a punto de estrangular a base de pensionazos a los viejos. Una mafia, en fin, completamente instalada bajo apariencias democráticas. Pero yo, señor juez, se lo juro, me he limitado a decir que lo que han hecho está muy feo.

EL DÍA QUE ACABÓ LA CRISIS.

crisis Os pongo una perlita que me han mandado el otro día. Yo la tenía desde mas o menos el mes de enero y aunque en esta ocasión me dicen que es de J.J. Millás, la que yo tenía la firmaba, la genial periodista andaluza, Concha Caballero.

Pues ahí va esto:

Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas.

Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.

Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.

Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, entonces la crisis habrá terminado.

Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, entonces se habrá acabado la crisis.

Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado.

Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.

Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.

De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida.

Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.

ASÍ ME GUSTA.

Claro que tenéis razón. Y como la tenéis, yo no os la quito.

Ayer, en la entrada de San Antonio, pues la verdad es que lo quería resumir tanto que casi no pongo nada.

La cosa de la fiesta de la cerveza es así más o menos: La Asociación Juvenil y Cultural, viendo el panorama tan penoso que se avecinaba para los días de San Antonio, comentó en su “feisbuq” hacer alguna cosa, y alguien propuso esta fiesta, luego contactaron con los bares, que fueron los siguientes: Mesón Las Casillas, Bar Los Ángeles, Bar La Piscina y El Fogón de la Abuela. Una vez dado el “si quiero” de los bares y aprobado el tema, contratarían la charanga y pondrían una hora para comenzar el pasacalles. Hicieron un cartel muy chulo, y la cosa salió perfecta, con mucha juerga y mucha fiesta que era lo que se pretendía. Aunque ya lo he hecho en otros medios, también desde aquí les doy mi enhorabuena a los organizadores, sin equivocarme ¡eh!. No como otras, que a saber a quien dieron la enhorabuena. Como dijo una persona de la Asociación………”en su línea”. Y otra cosa, Raúl, como ya me has mandado el cartel, pues lo pongo,   “Muito Obradoiro”.

cervezada

SAN ANTONIO 2013.

Bueno, bueno, bueno.

Perdonad por no poner nada sobre este tema antes, pero estoy muy liado con el “curro” y no ha podido ser. ¡¡AH!!. Una cosa……….que no se entere Mariano Rajoy, que entonces me quedo sin trabajo.

Pues una vez dicho esto, pasemos a lo que nos atañe.

No he puesto en el titulo……Fiestas de San Antonio, porque la verdad, y después de oír a mucha gente tanto del pueblo como de los pueblos de los alrededores, eso de fiesta es otra cosa. Lo que ha tenido Navalmoral es el mayor despliegue de decadencia que he visto en muchos años. Decadencia, caspa y grasa,  pero grasa rancia, de esta manera califico lo sucedido en estos días en cuanto a la parte organizada (esto de organizada es un decir) por el equipo de “desgobierno”.

De la parte religiosa yo no hablo. Y de otras cosas que están pasando en Navalmoral, hablaremos dentro de unos días.

Seguimos a lo nuestro:

Y como se veía venir este desastre, pues claro, la gente se tuvo que movilizar y  por su cuenta, traer algo para animar este caos. La Asociación Juvenil y Cultural, preparó para el sábado por la tarde, lo único festivo y animado que hubo en estos días. Y como algunos no pudisteis venir, y otros, simplemente viendo el “cartel”, dijisteis………. ”hay gente pa to” y no quisisteis venir, pues para vosotros, os pongo unas fotos que pude hacer en la Plaza Chica y un poco después en la Grande. Yo no seguía el evento, pues como os dije antes estaba currando, pero me pude acercar para sacar unas fotos. Pues venga, allá van.

 

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